RAICES
Con el
drama de posguerra y el alma colmada de cicatrices, un grupo de calabreses se
dirigió al puerto de Nápoles para iniciar su viaje transatlántico con dirección
al puerto de Buenos Aires. Esta ciudad fue la que finalmente dio cobijo a sus
esperanzas renovadas y antibiótico para el desarraigo.
Aquí se
establecieron y comenzaron una nueva vida. Y junto a los bagajes que vinieron
con ellos en el barco, llegó la impronta de una cultura que maneja con maestría
la mixtura de simples ingredientes para lograr sublimes resultados.
Con
recelo a rememorar penurias, nos aprendíamos por reiteración las historias de
nuestra familia desde su nuevo génesis en las Américas, mientras los aromas de
esas mixturas envolvían la interminable mesa de domingos donde todos teníamos
cita para disfrutar de esos manjares provenientes del viejo continente.
La
Nonna, con mágica sabiduría, era quién llevaba los máximos galones en esas
ocasiones. Remachaba con su esfuerzo el mensaje implícito de la importancia de
estar unidos y en familia, y la comida, era el mejor canal para que ese mensaje
sea transmitido.
Para
ello, hacía despliegue de toda su magia, colocándonos en estado de trance con
la mejor salsa jamás igualada. Salsa que bañaba los platos de las más frescas
pastas, cocidas en su punto justo, y que se multiplicaban al infinito
alcanzando a alimentar a los comensales más inesperados arribados de
imprevisto.
A ello
le seguían las carnes estofadas cuyos secretos no han logrado develar los más
reconocidos chefs. Y cómo si aún esto no fuera suficiente, el final iba
acompañado por algún canoli, sfogliatelle, grispelle o
turdilli.
Todo debidamente regado con vinos tintos
que aclaraban las inacallables gargantas que integraban las mil y un
conversaciones al unísono.
Con ansias esperábamos las reuniones
familiares para disfrutar de esos platos caseros, preparados con manos diestras
llenas de secretos a gritos con resultados irrepetibles.
Desde la Italia inmigrada, nos abrimos a
los sabores del resto del mundo, siendo la piedra angular de lo que hacemos.
De seguro tus raíces tienen rasgos
similares a estas. ¿Te animas a compartirlas?
¡Salud!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario